Espido Freire
Todo el mundo tenemos prejuicios. Y quién diga lo contrario miente. Empezando por mí.
Nunca he leído a Espido Freire. Como muchos sabéis, Espido Freire ganó el Premio Planeta cuando era muy joven con la obra Melocotones Helados y eso significó (para mí) colgarle la etiqueta de chica Planeta.
En el mundo existen miles, millones de libros, y es imposible leerlos todos, así que por muy buenos lectores que seamos debemos, inevitablemente, aplicar un criterio de selección. Así pues, y puesto que las obras que ganan el Premio Planeta no suelen ser santo de mi devoción, decidí evitar a Espido Freire.
Durante el Puente de Mayo tuvo lugar en Madrid el V Encuentro Nacional de Bookcrossing. Como en todo buen Encuentro hicimos un montón de cosas (visitas, juegos, comida, liberaciones, comida, charlas, comida...) y un encuentro en el Ateneo de Madrid (Ayhesa mediante) al que muy amablemente acudió Espido Freire.
Pues bien. No sé cómo será como autora porque aún no he leído ningún libro suyo, pero como oradora y persona sólo la puedo describir de una manera: brillante. No sólo se mostró inteligente, amable, persuasiva, charlatana (en el buen sentido de la palabra), ocurrente, perspicaz, humana, crítica... sino que además fue un ejemplo de humildad y saber estar para los que la escuchamos y luego tuvimos el privilegio de ir a cenar con ella (ella me corregiría y diría ir a cenar juntos).
Así pues, desde esta modesta plataforma sírvanse mis palabras como una rectificación. Todo el mundo tiene prejuicios pero lo mejor de un prejuicio es reconocerlo a tiempo para destruirlo.
Nunca he leído a Espido Freire. Como muchos sabéis, Espido Freire ganó el Premio Planeta cuando era muy joven con la obra Melocotones Helados y eso significó (para mí) colgarle la etiqueta de chica Planeta.
En el mundo existen miles, millones de libros, y es imposible leerlos todos, así que por muy buenos lectores que seamos debemos, inevitablemente, aplicar un criterio de selección. Así pues, y puesto que las obras que ganan el Premio Planeta no suelen ser santo de mi devoción, decidí evitar a Espido Freire.
Durante el Puente de Mayo tuvo lugar en Madrid el V Encuentro Nacional de Bookcrossing. Como en todo buen Encuentro hicimos un montón de cosas (visitas, juegos, comida, liberaciones, comida, charlas, comida...) y un encuentro en el Ateneo de Madrid (Ayhesa mediante) al que muy amablemente acudió Espido Freire.
Pues bien. No sé cómo será como autora porque aún no he leído ningún libro suyo, pero como oradora y persona sólo la puedo describir de una manera: brillante. No sólo se mostró inteligente, amable, persuasiva, charlatana (en el buen sentido de la palabra), ocurrente, perspicaz, humana, crítica... sino que además fue un ejemplo de humildad y saber estar para los que la escuchamos y luego tuvimos el privilegio de ir a cenar con ella (ella me corregiría y diría ir a cenar juntos).
Así pues, desde esta modesta plataforma sírvanse mis palabras como una rectificación. Todo el mundo tiene prejuicios pero lo mejor de un prejuicio es reconocerlo a tiempo para destruirlo.