Una caja
Pues sí. Ha llegado Semana Santa y he aprovechado estos días para... ¡limpiar! Ya sé que no es una tarea muy vacacional, pero como en abril me voy a Londres y en mayo a Madrid, esta semana santa me tocaba casita, y he aprovechado para hacer algo útil. Y entre tanta limpieza he abierto un cajón que, enmedio de entradas de teatro viejesímas y cachibaches mil, guardaba una vieja caja llena de cartas.
La verdad, ha sido una maravilla encontrar felicitaciones de cumpleaños de mis 20 añitos, las cartas que Sandra me escribía desde St. Paul y Marta desde Inglaterra, y recuerdos miles de la universidad, entre ellos una "Breve Historia de la Literatura Universal" de Faroni, que Montse me regaló por mi cumpleaños, y que voy a enmarcar.
Pero lo mejor de todo ha sido comprobar que con la mayoría de mis remitentes y destinatarios sigo manteniendo una relación.
Esta semana santa, por ejemplo, Marta ha venido desde Valladolid y hemos quedado un par de veces Sandra, Marta y yo. Horas y horas hablando, de todo y de nada, de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que seremos. Horas de amistad.
Y la semana pasada quedé con David y también estuvimos horas charlando, recordando y discutiendo (con David siempre discuto aunque le quiero un montón) como sólo pueden hacerlo dos buenos amigos.
A Marta, a Sandra, a David, a Esther, a Anna y a Carles, a Montse y a Santi, a Lourdes y a Xavi, a mis primas Natalia y Júlia, a Syria y a Ayhesa, a mis compañeros Amaia, Agustí, Lídia y Ramon, a Cristina por supuesto, a Gemma, a Ana, a Tània y Eduardo, a la gran família bookcrossera, y a tantos al os que le debo el cariño y el amor que me han demostrado siempre, y especialmente este último y durísimo año.
Soy una privilegiada, porque tengo a los mejores amigos del mundo.
La verdad, ha sido una maravilla encontrar felicitaciones de cumpleaños de mis 20 añitos, las cartas que Sandra me escribía desde St. Paul y Marta desde Inglaterra, y recuerdos miles de la universidad, entre ellos una "Breve Historia de la Literatura Universal" de Faroni, que Montse me regaló por mi cumpleaños, y que voy a enmarcar.
Pero lo mejor de todo ha sido comprobar que con la mayoría de mis remitentes y destinatarios sigo manteniendo una relación.
Esta semana santa, por ejemplo, Marta ha venido desde Valladolid y hemos quedado un par de veces Sandra, Marta y yo. Horas y horas hablando, de todo y de nada, de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que seremos. Horas de amistad.
Y la semana pasada quedé con David y también estuvimos horas charlando, recordando y discutiendo (con David siempre discuto aunque le quiero un montón) como sólo pueden hacerlo dos buenos amigos.
A Marta, a Sandra, a David, a Esther, a Anna y a Carles, a Montse y a Santi, a Lourdes y a Xavi, a mis primas Natalia y Júlia, a Syria y a Ayhesa, a mis compañeros Amaia, Agustí, Lídia y Ramon, a Cristina por supuesto, a Gemma, a Ana, a Tània y Eduardo, a la gran família bookcrossera, y a tantos al os que le debo el cariño y el amor que me han demostrado siempre, y especialmente este último y durísimo año.
Soy una privilegiada, porque tengo a los mejores amigos del mundo.